Filiaciones narrativas

11.7.06

DEL TEXTO A LOS NUEVOS MEDIOS

22.5.06

FILIACIONES NARRATIVAS (II): ¿DEL TEXTO A LOS NUEVOS MEDIOS?

Siguiendo este repaso rápido y provisional de los caminos que pueden haber conducido a la narrativa digital, no hay que olvidarse de la sustanciosa vía literaria. Claro que en todos los análisis académicos nos sentimos obligados a citar a Jorge Luis Borges, Lawrence Sterne y los experimentos de OULIPO, pero la verdad es que, pensándolo bien, ¿qué mejor narrativa ramificada o ficción variable, como prefiere considerarla Gregory Chatonsky, que la que aportan los mitos?

En sus textos y sus obras, Chatonsky alude a la condición programática de la ficción, es decir, a la importancia de la implantación de determinados algoritmos para obtener una variabilidad de combinaciones en las imágenes. Las narrativas digitales de Chatonsky se basan a menudo en fragmentos de películas que son reinterpretados mediante la aplicación matemática.

Por ejemplo, en
1+1+1+1+1+1+1+1+1+1+1+1, Un huit-clos, Chatonsky toma como punto de partida el film Doce hombres sin piedad para construir una narrativa interactiva y espacial en función del número de protagonistas. No parece casual que este tipo de creaciones privilegien el disfrute de la estructura antes que el volumen de interactividad. En cierto sentido es como si las películas de Einsenstein, constituidas a base de “planos significantes”, se pusieran al servicio de una relativa capacidad de elección por parte del interactor.

Lo lamento si soy como de costumbre reduccionista y me remonto a la mitología griega, pero es con la que estoy más familiarizada en este trozo de hemisferio. Dicho esto, ¿cuántas historias coexisten, se contradicen, se superponen de todos y cada uno de los mitos? ¿Cuántos caminos interactivos podrían construirse al respecto? El material es tan ingente y las derivaciones simbólicas y filosóficas de cada mito tan descomunales que supongo que resulta inabarcable.
La pregunta en este caso es si podría llegar a construirse una obra ramificada basándose en las narraciones mitológicas. Lo cierto es que los mitos clásicos se nutren de las múltiples versiones que circulan sobre ellos, y que afectan desde su nacimiento, pasando por sus hazañas hasta las circunstancias de su muerte, pero de tal modo que enlazando en cada momento del ciclo con una versión determinada se puede construir una vida mínima coherente. Por lo tanto, el material de partida resultaría muy sugerente, pero quedaría pendiente ver cómo se resuelve la transmisión de resonancias metafóricas que otorgan un valor añadido a tales narraciones.

Volviendo al presente, existen algunos grupos de investigación de la tradición estructuralista y postestructuralista que ya debo de haber citado en este blog y en Metanarativas. Existen proyectos que van más allá de la creación hipertextual literaria, planteando el valor amplio de la "escritura de programas" y también de escritura generativa (Santiago Ortiz y Eugenio Tisselli con Leonardo Valencia tienen interesantes ejemplos recientes en este sentido).

La clave del interés de estos proyectos parece residir en la capacidad de supeditar la experimentación textual a un sistema de visualización atractivo que convierte el texto en texto polisémico que al mismo tiempo es imagen polisémica.

El auge de lo textual en el ámbito digital parece anclarse en dos aspectos: por un lado, desde una perspectiva teórica, la preponderancia del término “texto” como sinónimo de “cibertexto” para referirse a cualquier objeto de estudio digital, sea textual o visual; por el otro, desde una perspectiva práctica de aplicación del diseño, el aprovechamiento de la facilidad de difusión de textos en línea siempre bajo las constricciones de la presentación visual, o como dijo George P. Landow en el congreso Under Construction: “Escribir hoy en día es tanto un acto visual como alfanumérico”.

De hecho, da la impresión de que se ha errado en las previsiones sobre los "géneros" que iban a dominar en escritura y digitalización: ni literatura hipertextual, ni ficción interactiva... una de las prácticas que cierta crítica anglosajona defiende con mayor entusiasmo es el ciberdrama, que, a fin de cuentas, es teatro-después-del-cine-y-en-plena-época-de-desarrollo-de-los-sistemas-digitales-inmersivos.
La imposibilidad genérica se ha planteado en distintos grupos de investigación sobre narrativas digitales, sobre todo en lo referente a la tragedia. Lo cierto es que los géneros dramáticos son susceptibles de no existir en narrativa interactiva por la presencia ineludible del marco de referencia (a no ser que efectivamente se piense el ciberdrama como una holocubierta totalmente inmersiva donde el espectador deviene spectacteur, “espectactor”), o en todo caso tienden a sugerir un tipo de lectura crítica y paródica donde el disfrute procede del distanciamiento.

De hecho, la verdad es que cuesta mucho hacer una teoría sobre las "textualidades electrónicas" por lo mucho que estas beben de los desarrollos del audiovisual en general, antes incluso que de los desarrollos estrictamente informáticos. La historia del cine siempre confió en la teoría literaria para salir del atolladero de su propio análisis, ¿habrá llegado la hora de que la literatura aprenda a desparramarse sin complejas en narrativas más que mestizas? Los blogs que van más allá del diario personal o la información (especializada o no) también parecen inclinarse a favor de este último punto.

El “dispositivo” blog parece cumplir actualmente cierta función de metamedio al ser capaz de trascender la función de escritura para acoger también la posibilidad de publicar fotografía o vídeo de manera instantánea. La diferencia entre el blog y la web radica simplemente en la facilidad de uso, el hecho de que no sean necesarios ningún tipo de conocimientos técnicos para publicar, pero también repercute en la calida de lo publicado, tanto desde el punto de vista de la “criba” de contenidos (exaltación del amateurismo) como del estándar de publicación, sin broadcast hasta el momento (permanente estado beta).

posted by Raquel Herrera @ 00:30 0 comments